28/8/17

EN EL CUADRAGÉSIMO PRIMER MILENIO SOLO HAY GUERRA (II)

Siguiendo con el relato de la campaña de Warhammer 40K iniciado con la presentación, Axier narra desde el punto de vista de los generales del caos los hechos acontecidos durante los primeros dos turnos.



En la gran sala del Pájaro Susurrante se encontraba Ikerus El Pérfido. Su aspecto impresionaba, llevaba puesto el casco de la armadura, el cual había sido transformado por las energías disformes, tenía cuatro mascaras en cada lado de la cabeza, cuando hablaba, de cada boca emergían las mismas palabras pero dichas de distintas formas y matices.

Esperaba a los otros dos comandantes del Caos, Martirius y Asbjorn. El primero entro a la sala con paso airado y no freno hasta quedar a un palmo de Ikerus. Martirius era muy intimidante, siempre iba con su hacha sierra en mano y sus más de 2,5 metros de masa muscular hacían que uno pareciese pequeño a su lado, hasta que no entro Asbjorn no se apartó de Ikerus. Asbjorn se movía lentamente como si cada pie tuviese que pedir permiso al otro para moverse, su armadura estaba hinchada y deforme, varios gusanos salían de distintos orificios de su desproporcionado rostro. Al llegar a la parte central Ikerus se estremeció, de repente el pectoral de su armadura se abrió y una figura grotesca emergió de su pecho, una bola de carne retorcida la cual querría ser un torso dos brazos diminutos y una cabeza desproporcionada, la criatura tosía tras cada palabra:

- Nos traicionaste, cof, cof, tú eras nuestro cof, cof, el gran padre cof, cof, aun te quiere cof, cof...
Ikerus sujeto a la criatura de la cabeza y la volvió a meter en el pecho cerrando su armadura. Asbjorn le miro y sin preguntar dijo:

- Infórmanos de cómo está la situación en Attila.
- La situación nos es favorable. El Wagh Orko está perdiendo fuerza. No creo que nos den problemas.
- ¿Acaso esperabas que nos los diesen? JaJaJa Ja JoJoJo Jo



Martirius les miraba como si los fuese a matar.

- Malditos estúpidos. Nunca hay que menospreciar a un rival, los Orkoz aún nos pueden dar problemas, sobre todo si centran sus ataque en nosotros y no en los adoradores del cadáver.
- ¿Qué ocurre con los Necrones? Están protegiendo el objetivo que venimos a destruir.
- Están haciendo frente a los Tau. Además, su debilidad ante la disformidad los hace vulnerables.

Martirius apretó el mango de su hacha de tal forma que casi la destroza.


«“Vulnerable”, dice - Pensó Martirius -. Como puede menospreciar a una raza inmortal, la cual lleva en el universo más tiempo que cualquiera de las otras razas. Deberíamos atacarlos los primeros para así poder destruir el Monolito.»
- Los que me preocupan son los Eldars, envié a mis peores tropas para tantear sus tácticas de combate y son muy eficaces.
- No me hagas reír, ¿tus peores tropas? JaJaJa ¿Martirius porque no respondiste a su avance?

Rápidamente El Destructor alzo el hacha y gritó.



- ¡Los destripare, los aniquilare a todos!
«Estúpido, estúpido, no piensas lo que dices, demuéstrales que no eres un descerebrado, demuéstrales que vales más que ellos, diles cuál es tu plan y haz que se arrodillen ante ti viendo tu magnificencia.»
- ¡SANGRE PARA EL DIOS DE LA SANGRE! Sus cráneos adornaran el trono de mi barcaza de guerra.
- Claro que sí, Martirius, claro que sí...
- Ikerus - Dijo Asbjorn ignorando a Martirius -, te felicito por tu intervención al hacer que la guardia imperial ataque a Guilliman.
- Solo hay que susurrar palabras de poder.
- El imperio ha de caer, la enfermedad que ha preparado mi padre para este planeta esta al llegar y eso hará que la victoria sea nuestra.

Tras decir esto, Asbjorn se dirigió a la salida y fue adelantado por Martirius. Mientras uno de los siervos de Ikerus
le abría la puerta, Martirius alzo su hacha y le rebano la cabeza sin ninguna explicación.

Ikerus los miró mientras salían. Sus bocas tan solo dijeron una frase al unísono:
- Seguiré susurrando palabras de poder.